Con la luna atada a la garganta
atravieso la húmeda senda
de mi espacio a tu cuerpo.
El aire enredado en el sueño
se pierde entre mis manos
cansadas de intentar abrazarte.
La noche habita en mi espalda
y acaricia mis hombros
como intentando...
como esperando...
alcanzar el desvelo
anidado en un rincón de la ventana.
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