tu rostro aparece como un poema
de Neruda, frágil y sentido.
Te siento entre mis brazos
palpitando vida, silencio, amor.
Tus latidos se esparcen en el pasillo,
solos, te abrazo para que no tiembles
y en nuestros sueños, juntos
bajo el pequeño árbol del jardín,
nos sentamos a escuchar
a una guitarra cantar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario